sábado, 10 de agosto de 2013

"El desalojo" (Escenas I, III y VIII)

Escena I

ENCARGADA. -(Saliendo de una de las habitaciones.) Ya sabe, ¿eh? Bueno; que non se le orvide. Son cansada de esperar que hoy e que mañana e que de aquí a un rato...

VECINA 1ª. -¿Qué le hemos de hacer? ¡Cuando no se puede, no se puede!

ENCARGADA. -Antonce no se arquila los cuartos, ¿sabe? ¿Se ha pensao que estamo en una república, aquí?... L'arquiler es lo primero.

VECINA 1ª. -¡Bueno, bueno!... ¡Basta! ¡No precisa hablar tanto!

ENCARGADA. -Eso digo yo. Non precisa hablar tanto. A la fin de mes se paga e nos quedamos todos callao la boca... (Alejándose.) Sí, señor. E non precisa tanto orgullo... Se quieren vivir de arriba, se compra el palacio del congreso, ¿sabe? ¡en la calle Entre Ríos!... (Tropieza con un mueble.) ¡Ay!... ¡Dío!...

VECINA 1ª. -(Aparte.) ¡No haberte roto algo!...

ENCARGADA. -¡Ay!... ¡Madona Santísima!... ¡Uiii!... (Golpea el mueble con rabia, volviéndose a INDALECIA.) ¿Y osté también se ha pensao tener todo el año esto cachivache ner patio?... Non tiene vergüenza...

INDALECIA. -¡Pero, señora...! Si yo...

ENCARGADA. -¡Un corno! Se le hubiesen tirao esta porquería de muebla a la calle, non estaría tanto tiempo sen buscar pieza. Parece mentira. (Quejándose.) ¡Ay, ay, ay!...

VECINA 2ª. -(Aproximándose.) ¿Se lastimó mucho, señora?...

ENCARGADA. -¡Qué sé yo!... Un gorpe tremendo.

VECINA 2ª. -¡A ver! Esos golpes saben ser malos...

VECINA 1ª. -(Burlona.) ¡Ah!... Se le puede formar un cáncer... Llamen a la Asistencia...

ENCARGADA. -Mire, mire, doña Francisca. Venga. (Se oculta detrás de los muebles para enseñarle la
pierna lastimada. Dos inquilinos que salen rumbo a la calle, se detienen a mirar.)

VECINA 2ª. -¡Ay, qué temeridad!...

ENCARGADA. -Ner mismo güeso... Ve (Viendo a los vecinos.) ¿Y ustedes qué quieren? ¿No tienen nada más que hacer?...

VECINA 2ª. -¡Ave María! ¡Tanta curiosidad!... (Los dos vecinos se alejan riendo.)

VECINA 1ª. -(Deteniéndolos.) Diga, Juan, ¿no sabe si dan baile este sábado los «Adulones del Sur»?

JUAN. -Creo que sí. (Mutis de ambos.)

VECINA 2ª. -Lo que es usted no faltará.

VECINA 1ª. -No estoy invitada. La fiesta es pa ustedes los socios, no más... ¡ja, ja!... (Mutis.)

VECINA 2ª. -¡Dispará no más, comadre!...

ENCARGADA. -¡Déquela!... Non vale la pena...

VECINA 2ª. -Tiene razón. Venga a mi cuarto. Le daré una frotación de aguardiente... Venga...
También, la verdad es que ni se puede caminar en este patio.

ENCARGADA. -Naturalmente. Con toda esta porquería de cachivache adentro...

VECINA 2ª. -Un día, pase; dos, también; pero más, ¡es demasiada pachorra!...

INDALECIA. -(Tristemente.) ¡Ay, señora; ruéguele a Dios que no se vea en nuestro caso!

VECINA 2ª. -¡Pierda cuidado!... Mientras él me dé salú para trabajar, puedo estar tranquila. No ha de ser esta persona quien se quede de brazos cruzados esperando que las cosas caigan del cielo.

ENCARGADA. -Eso, eso digo yo. Mire, doña Indalecia; crea que no lo hago de gusto, porque el buen corazón lo tengo, ¿sabe? Ma non se puede estar estorbando a la quente todo el tiempo...

INDALECIA. -¿Qué debo hacer?... ¿Quieren que me tire al río con todos mis hijos?

VECINA 2ª. -No decimos tanto. Pero... moverse, caminar, buscar trabajo... En este Buenos Aires no falta en qué ganarse la vida.

INDALECIA. -¡Pero señor! Si no he hecho otra cosa que buscar ocupación. Ustedes bien lo saben. Costuras no le dan en el registro a una mujer vieja como yo. Ir a la fábrica no puedo, ni conchavarme, pues tengo que cuidar a mis hijos...

ENCARGADA. -Ma dícame un poco, ¿qué le precisa tener tanto hijos?... Si no hay con qué mantenerlos, se agarran y se dan.

VECINA 2ª. -¿Y los asilos?

VECINA 1ª. -¡Oh!... ¡Eso es muy fácil decirlo!... ¡Pobrecitos!...

ENCARGADA. -Pobrecito, pobrecito, e mientras tanto muerto de hambre como los gatos, robando la comida en casa de lo vecino...

Escena III

INDALECIA. -(Deja la costura y se aproxima a la cuna.) Vamos, nena. ¡Arriba!... ¡No se va a pasar durmiendo todo el día!... ¿No?... Entonces u... upa!... (La levanta.) ¿Quiere pancito?... (Saca un mendrugo del bolsillo y se lo da.) Esta noche traerán centavos, bastante plata, y vamos a comer mucho, ¡mucho!... ¿Tiene hambrecita?...

GENARO. -(Reapareciendo con un grueso pan y una navaja en las manos, se acerca a INDALECIA y corta una porción.) Toma... ¡Mangia!...

INDALECIA. -¡Oh!... ¡Para qué se ha incomodado!...

GENARO. -¡Mangia, te digo!... (Saca un bollo de bolsillo y se lo da a la nena.) Mangia vos. ¿Dove sono i ragazzi?

INDALECIA. -No sé. En la calle tal vez...

GENARO. -(Se aproxima a la puerta del foro y llama a voces.) ¡Eh!... ¡Tú!... Vieni. Angue, tú!... (Aparecen tres chicos. GENARO da un trozo de pan a cada uno.) Toma... ¡Mangia... tú, mangia!... ¡Mangia!... (Los muchachos reciben el pan con alborozo y se ponen a comer.)

INDALECIA. -¡Mal agradecidos!... ¿Cómo se dice?...

UNO DE LOS CHICOS. -(A boca llena.) ¡Muchas gracias!...

GENARO. -(Indicándoles la puerta.) ¡Vía! (A INDALECIA.) No hacen falta cumplimientos. Hay hambre, se mangia y se acabó!... (Los chicos hacen mutis. GENARO se sienta en cualquier parte, saca salame del bolsillo y se pone a comer. Pausa.) Estuve en el hospital. Le han hecho la operación a tu marido...

INDALECIA. -¿Cómo?... ¿Otra?...

GENARO. -Naturalmente. (Alzándose.) Toma. Mangia un po de salame.

INDALECIA. -¡Oh!... ¡Me lo van a matar!... (Toma el salame y se lo pasa a la nena.)

GENARO. -(Volviendo a sentarse.) Sería mecor, si ha de quedar paralítico.

INDALECIA. -¡Pobre Daniel!... ¿Habló con él?...

GENARO. -No lo decan ver. No hace falta tampoco... (Pausa.) ¿Qué decía la encargada?

INDALECIA. -¡Oh!... Lo de siempre. Rezongar... Insultarme...

GENARO. -¡Bruta gente!...

INDALECIA. -¡Son tan malos!... Vea: a ella le disculpo, porque, al fin y al cabo, es patrona; pero a las otras, a las demás vecinas... ¡Gente desalmada!... ¡Si fueran más felices o mejores que una, no diría nada, ¡qué diablos! Tendrían derecho. Pero no. Son pobres como yo, tienen hijos como yo, y maridos que trabajan expuestos a que los destroce una máquina o caerse de un andamio, y en vez de pensar un poco que podrían verse en mi caso mañana o pasado, se ponen a la par de la otra para mortificarme. Y todo por adularla, ¡nada más! ¿Usted cree que ha habido uno solo en esta casa capaz de ofrecerme un poco de caldo para la nena? No, señor; prefieren tirar las sobras por el caño...

GENARO. -¡Bruta gente!

INDALECIA. -¡Es lo que más me desconsuela!... (Afligida.) Me dan tantas ganas de llorar... Ver que una no es nadie... Que de repente se queda sola en el mundo, aislada... abandonada de todos... peor que un perro... (Llora.)

GENARO. -¡Ma no!... ¡Ma no!... ¿Qué se gana con afliquirse?... ¡Cállase la boca!... ¡Bruta gente!... Decate de llorar, ¿sabe?... (Se oye un tumulto y gritos afuera.) ¡Viejo loco!... ¡Viejo borracho!... ¡Viejo loco!... (Aparece un grupo de pilluelos, entre ellos los hijos de INDALECIA, acosando a un viejo soldado, inválido de la guerra del Paraguay.)

Escena VIII

EL FOTÓGRAFO de «Caras y Caretas». -(Al periodista.) Hola, amigo.

PERIODISTA. -¿Cómo le va? ¿Viene a sacar una nota?...

FOTÓGRAFO. -Precisamente. Una linda nota, por lo que veo... ¿Esta es la víctima?...

PERIODISTA. -¿Usted conoce al señor? (Presentándolo.) El comisario de la sección... Un repórter de «Caras y Caretas». (Saludos.)

FOTÓGRAFO. -Llego en un lindo momento. (Al mensajero que lleva los aparatos.) A ver... sacá pronto eso... (Al COMISARIO.) ¡Qué cuadros! ¿no?...

COMISARIO. -Ésos se ven a cada rato... Es una cosa bárbara la miseria que hay... (El FOTÓGRAFO rodeado de pilluelos y vecinos, acomoda la máquina sobre el trípode buscando la luz conveniente.)

FOTÓGRAFO. -Aquí queda bien. Así... (Los vecinos toman colocación frente al foco, tratando de salir en la vista.) Le tomaremos uno así llorando. Es un momento espléndido... (Enfoca.) Ustedes tendrán la bondad de retirarse... Más... Más lejos. (Al INVÁLIDO.) Usted también, retírese...

INVÁLIDO. -Yo soy el padre de ella, pues; ¿por qué vía salir?...

FOTÓGRAFO. -Está bien, disculpe... (Cuando se vuelve, todos se acomodan de nuevo.) He dicho que se retiren...

COMISARIO. -A ver... ¡Despejen!...

FOTÓGRAFO. -Ya les ha de llegar su turno. Pierdan cuidado... Bien... No se muevan... Un momento... Ya estuvo...

INVÁLIDO. -¿He salido bien yo?...

FOTÓGRAFO. -¡Macanudo!... (Al COMISARIO.) Ahora podrían ponerse ustedes. Y si la señora quisiera levantar la cabeza... (A INDALECIA.) ¡Señora!... ¡Señora!...

GENARO. -Métanme preso y hagan lo que quieran... Ma esto es una barbaridá... Mándase mudar... ¡Per Dío!... ¡Qué bruta quente!... Deque tranquila esa pobre muquer... ¡Caramba!... ¡Caramba!...

PERIODISTA. -(Al COMISARIO, que quiere intervenir.) La verdad es que no le falta razón... Sería mejor...

FOTÓGRAFO. -Por mí... La nota importante ya la tengo... (Se pone a empaquetar su aparato.)

INVÁLIDO. -Pero han visto este gringo, ¿qué se ha creído de la familia también?... ¡No faltaba más, hombre!...

COMISARIO. -(A INDALECIA.) Bueno, señora, no se aflija más y resuélvase.

INVÁLIDO. -Déjela. Sí ya está resuelta.

INDALECIA. -¡Mis pobres hijitos!... ¡No es posible!... ¡No puedo, me moriría!...

PERIODISTA. -Piense que es un egoísmo suyo. Por el momento, podrá mantenerlos si trabaja; pero puede ocurrirle que mañana no tenga que darles de comer... Enfermarse... morirse... ¿Qué va a ser de ellos?... Usted no pierde, dándolos al asilo... Los podría ver a menudo... Allí se formarán, aprenderán un oficio...

COMISARIO. -Y mañana serán hombres útiles para usted y para todos...

INVÁLIDO. -¡Claro está!... ¿Preferís verlos en la cárcel por bandidos?...

INDALECIA. -Bueno... Sí... Hagan de mí lo que quieran... ¡Sí!... ¡Sí!... ¡Pobres hijitos míos!...

COMISARIO. -Eso es entrar en razón... Bueno. Con ese dinero alquílese una pieza y mañana véngase por la comisaría con los chicos, que iremos a colocarlos, ¿eh?

PERIODISTA. -¿Nos vamos?... Bien... Adiós, señora. Tranquilícese usted... Sea razonable...

INVÁLIDO. -Da las gracias, pues, y saludá...

PERIODISTA. -Déjela... Le mandaremos por el comisario la plata que se reciba... (Al FOTÓGRAFO.) ¿Salimos?...

FOTÓGRAFO. -Sí, ¿cómo no?... Buenas tardes, señores.

COMISARIO. -(A GENARO.) Y a ver vos si te dejás de andar zonciando... (GENARO le vuelve la espalda.)

INVÁLIDO. -(Al COMISARIO.) Diga, mi jefe... Habrá unos níqueles pal milico viejo...

COMISARIO. -¿Para mamarte, no?...

INVÁLIDO. -¿Qué quiere, pues? Es lo único que me ha dao la patria... Un vicio...

COMISARIO. -(Riéndose.) Tenés razón. Tomá... (Mutis. Los muchachos y vecinos salen también detrás.)

INVÁLIDO. -(Volviéndose a INDALECIA.) ¡Che, mi hija!... Hoy no he morfao nada, ¿sabés?... Refílame un nalcito de esos que te dieron...

INDALECIA. -Tome... Tómelos todos... Yo para qué los quiero ahora... (Se abraza sollozando a sus hijos.)

Telón

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